Villa Juárez, Sonora; Tierra bendita.
Etchojoa Sonora, el origen de este magnífico territorio y que se fundó en 1906 teniendo el honor de que la consideraran Cabecera municipal de un vasto kilometraje cuadrado que colindaba con Cajeme, Navojoa y Huatabampo, además del Mar de Cortés, se ha ido transformando muy paulatinamente en lo urbano, económico y, en infraestructura.
Villa Juárez, por muchos años fue parte del territorio etchojoense, y se erigió como Comité de Bienestar Social dependiente de la Comisaría de Bacobampo.
Hace escasos dos años la actual administración 2021-2024 hizo público reconocimiento a los fundadores de la Colonia Irrigación, embrión poblacional formado por ex trabajadores del gobierno y de la presa La Angostura; sus ganas de salir adelante y los terrenos agrícolas que desmontaron a ‘pico y pala’ eran la envidia nacional y de extranjeros gringos e ingleses que pusieron sus ojos sobre los colonos que hacían de su vida, la principal actividad económica: cultivar, cosechar y comercializar el algodón (Gossypium hirsutum) al que se atrevieron bautizar con el nombre del oro blanco.
La Colonia Irrigación fue bautizada con el nombre de Villa Juárez y, a partir de ahí, sus habitantes nunca dejaron de pensar en ser independientes del municipio de Etchojoa, por lo que, lo primero que hicieron fue convertirse en Comisaría de Desarrollo Social.
El ÍCONO DE VILLA JUÁREZ
Su famoso cobertizo, hospedaba cada año por meses, a cientos y cientos de pizcadores que se ganaron el mote de chúntaros; personas, que se venían la gran mayoría con sus familias y que eran nativos de Nayarit, Sinaloa, Jalisco y Michoacán que comenzaban las pizcas en el norte de Sinaloa, valles del Yaqui y Mayo y terminaban en Caborca, Sonora.
El Paredón Colorado y el Paredoncito tenían otra forma de ver la vida; localidades autóctonas pegadas al mar de Cortés que se conformaban con pescar, comer y saciar su sed, y si llegaban turistas de la región a comprarles sus mariscos, se convertían en un extra económico para vestimenta y alimento por varios días.
La naturaleza le dió a Etchojoa un regalo excepcional, la inhóspita Isla Huivulai que significa Cuello Largo en el dialecto Mayo (Cahita) y por supuesto, que los villajuarenses sabían del potencial turístico en frente de su comisaría, pero sabían del interés de ricos acaudalados de Cajeme que deseaban convertir la Huivulai en su cereza del pastel como recreativo familiar de la alta socialité.
Grandes hombres y mujeres comenzaron a sembrar la idea de hacerse el municipio número 72, y veían que se podía esfumar ese sueño si no lo hacían en la década de los 90.
Tal y como lo diseñaran los pensantes y políticos del momento de los tres niveles del gobierno y la sociedad de Villa Juárez, así fue. El bastión del PRI sufría una metamorfosis al PRD y, el municipio de Etchojoa lo comenzó en 1994 hasta el 2003.
Comenzando el primer gobierno perredista, dos años fueron suficientes para que el Congreso de Sonora declarara municipio a Benito Juárez, su Cabecera conserva el nombre de Villa Juárez incluyendo a Ley Echeverría, quedándose con Agua Blanca, Colonia Jecopaco, Paredón Colorado, Paredoncito y Las Aceitunitas. Hasta la fecha, no quitan el dedo del renglón para que la Isla Huivulai la comiencen a administrar aún siendo declarada por la federación como “área protegida”.
Hay en mi memoria muchos personajes que conocemos y que mejor obviamos sus nombres para no herir suceptibilidades. Me limito solamente cuatro de ellos, dos que se nos adelantaron al viaje sin regreso, mis grandes amigos profesores JULIÁN y ROBERTO QUINTERO CORRAL y dos que aún están para enriquecer las crónicas que salgan de Villa Juárez, el bien visto y ponderado maestro OCTAVIO SANDOVAL y mi queridísimo hermano SERGIO TORRES MIRANDA.
A través de ellos he ramificado la amistad con bastantes benitojuarenses que hasta la fecha conservo.
El municipio de Etchojoa seguía en sus sacudidas económica y social, y, de 1997 al año 2000, formalizan tres comisarías, la de Sebampo, La Bocana y Buaysiacobe haciendo un espectro idóneo para las aperturas políticas y es en este trienio en que los líderes de Bacame Nuevo movieron cielo, mar y tierra para que fueran aceptados por el Congreso a través del ayuntamiento e ir a engrosar a Benito Juárez sus vidas cotidianas y sus impuestos fiscales. No lo lograron.
En los últimos 24 años ETCHOJOA ha crecido despavoridamente; muchos asentamientos creados por líderes sociales que ya no se ven, y sus figuras tampoco brillan, y sí, se les recuerda que eran el mismo diablo para las autoridades en turno ya que movían sus masas humanas si no les favorecía algún trato, incluso, ciertos personajes gozaron hasta de servicios médicos del Isssteson y un pago honorífico por tal de no grillar a la autoridad en turno.
Continuará.
Rafael Zúñiga Mátuz
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